Consejos para ajustar correctamente la altura de la silla ergonómica
Índice del artículo
Cada vez son más habituales las dolencias derivadas de pasar un importante número de horas en nuestro puesto de trabajo. Tensión muscular y dolores de cabeza, cuello, hombros o espalda son algunas consecuencias por no ajustar la altura de la silla de oficina.
Con el propósito de evitar estos problemas, te animamos a que descubras las claves para garantizar la postura adecuada durante la jornada laboral.
Regula la altura de la silla
Por si no lo sabías, las sillas de oficina suelen contar con un sistema de elevación que funciona principalmente a gas y una palanca en la parte inferior derecha para poder regularla.
De hecho, es importante que los asientos sean de fácil ajuste mientras estamos sentados y que se muevan en un rango amplio de altura para adaptarse a todo tipo de personas (normalmente diez centímetros). Para regular correctamente la altura de la silla y no perjudicar tu salud debes tener en cuenta dos situaciones con las que te puedes encontrar:
Cuando no puedes regular la altura de la mesa
Como cabe esperar, si la mesa no es regulable, tendremos que amoldarnos a ella. Por tanto, baja o sube la silla tanto como necesites en función del escritorio.
Sabrás que estás en la altura correcta cuando tus brazos formen un ángulo de noventa grados al apoyarlos en la mesa. No obstante, tu postura debe ser relajada sin erguir los hombros para que tus codos estén en la misma línea que el escritorio.
Por otra parte, si una vez completado el ajuste anterior tus pies no alcanzan el suelo, será necesario utilizar como complemento un reposapiés ajustable en inclinación y altura. Esto ocurre normalmente en personas de baja estatura que necesitan una mesa de una altura más pequeña de lo que marcan los estándares.
Cuando puedes regular la altura de la mesa
Si gozas de una mesa regulable, lo primero que debes hacer es ajustar la silla de manera que tus pies puedan apoyarse en el suelo y entre la pierna y el muslo se forme un ángulo de noventa grados. Para conseguirlo, tendrás que sentarte apoyando por completo la espalda en el respaldo y, a continuación, deberías regular la mesa a la altura correspondiente.
Ajusta el respaldo (inclinación y altura)
El mínimo ángulo de inclinación que ha de tener el respaldo de una silla de oficina es diez grados. Así siempre podrás adaptarlo, es decir, recostarlo un poco mientras hablas por teléfono o dejarlo en posición recta cuando desees escribir.
Por otra parte, si la silla cuenta con la posibilidad de balanceo, es fundamental ajustar la tensión del respaldo a tu peso. Si lo haces, conseguirás que acompañe a tu espalda evitando movimientos bruscos.
Debes saber que en el mercado existen sillas con tecnología syncron, esto es, sillas capaces de adaptarse a ti sin realizar ningún ajuste.
Una vez que has ajustado la inclinación del respaldo, deberías hacer lo mismo con la altura de tal manera que el refuerzo lumbar se ubique en la tercera y cuarta vértebra.
La altura puedes ajustarla de forma manual subiendo y bajando el respaldo y la profundidad se adecúa por medio de una rueda hasta que consigues acoplarte a la curvatura de tu espalda.
Si has realizado correctamente estos pasos, observarás que la parte saliente del respaldo sirve de apoyo a la zona lumbar. Esta es la forma de evitar la tensión que se genera en músculos y articulaciones.
Por último, ten presentes estas otras indicaciones:
- Analiza el tamaño de la silla ergonómica para que el intervalo de altura se ajuste a tus necesidades.
- No permanezcas nunca en una posición inferior a noventa grados, o lo que es lo mismo, con el respaldo hacia delante.
- No recuestes en exceso tu silla y evita que tu postura corporal sea tumbada.
Profundidad del asiento
Una vez que has regulado la altura de la silla y el respaldo, has de atender a la profundidad del asiento.
En primer lugar, el asiento de tu silla jamás debe ejercer presión en la parte posterior de las rodillas. De lo contrario, interferiría en la correcta circulación sanguínea. Por eso, asegúrate de que hay una separación de al menos cinco centímetros entre el final del asiento y tu pierna. Es interesante que sepas que la norma europea EN 1335:2001 exige que se cumpla con este requisito.
En segundo lugar, si cabe la posibilidad de regular la profundidad, siéntate siempre lo más atrás posible hasta lograr que la espalda esté perfectamente apoyada.
En definitiva, haz caso de estas recomendaciones:
- Procura conseguir una silla regulable: Si observas que la silla tiene demasiada profundidad, ten claro que no conseguirás el apoyo lumbar necesario y que el borde presionará tu circulación.
- Si no puedes regular la profundidad de la silla, analiza concienzudamente sus medidas para asegurarte de que conseguirás el acople recomendado. Puedes medir tu pierna desde el glúteo hasta la rodilla y así comparar con el asiento.
Reposabrazos
Los reposabrazos de las sillas ergonómicas más avanzadas cuentan con tres ajustes para su correcta regulación:
- Pueden inclinarse según la actividad que estés realizando.
- Se adaptan a la longitud de tu brazo y consiguen un mejor punto de apoyo.
- Se configuran para evitar tensión en la postura de tus hombros. Lo ideal es que consigas un ángulo de noventa grados.
La adaptación de los reposabrazos te permitirá dar descanso a los brazos en aquellos momentos en los que no estás escribiendo. En el caso de que no puedas regularlos a tu fisionomía, es mejor que los quites ya que suelen ser la causa de graves dolores en la parte superior del cuerpo.
En definitiva, gozar del mayor confort posible en tu puesto de trabajo es fundamental para el desempeño de tus funciones. Esperamos haberte ayudado a ajustar correctamente la altura de tu silla ergonómica y estaremos encantados de conocer tus experiencias y comentarios.